16 de enero de 2012

"El grito y las hormonas"



Hoy me he levantado con ganas de gritar, de abrir la ventana y gritar como un poseso y lanzar al viento mil indecencias e improperios sin sentido, sin orden y sin concierto. Pero me he comedido… y encima dice la prensa que Carlota ha cometido un error saliendo con un ‘maduro’, porque esa es otra, ahora cuando uno tiene entre treinta y cinco y cuarenta es maduro. ¿Quién será el gilipollas que ha realizado el titular?

Y es que entre teatro y teatro; una vez Lope y otra Calderón, sin olvidar a Tirso. Algún otro día la poesía del siglo XX: Blas de Otero y Claudio Rodríguez en estado puro. Mi gran tema de la novela de posguerra: yo sí reivindico a Cela, mal que le pese a quien no lo pueda ni ver; del mismo modo que si he de hablar de algún hispanoamericano no me saldré de la obra de Mario Vargas Llosa y eso que lo siento por el gran Gabriel García Márquez. Pues eso, que me entra el estrés y me da por gritar…

Ahora encima leo con interés de lingüista los artículos de prensa, tan mal escritos, tan tenues, tan parciales, tan tontos… que me entran ganas de instaurar una censura del buen gusto o de pintarles bigote a los políticos y a las políticas, que les quedaría muy mono junto a unos dientes negros. Maldades de adolescente, lo que lleva uno en el cuerpo.

Eso y las hormonas.

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