Sí, claro, obvio, evidente, lógico, normal, típico, esencial, necesario, sabido, genético, imprescindible, de juzgado de guardia. ¿El qué? Uno debería saber por norma general, fundamental y sabida, cuántos son los zapatos que necesita una mujer, los que son normales en el fondo de armario, los que combinan con todo, los que le van a esto y a lo otro (pero, que nadie se llame a engaño: yo soy hombre y tengo decenas de pares aunque me ponga esas zapatillas tan molonas que me hacen parecer a-n-t-i-s-i-s-t-e-m-a).
En el hall de la oficina. Alexandra y yo antes de entrar en el Departamento de Perfil Psicológico del FBI, Quantico, Virginia, United States of America.
“Bueno, ¿y cuántos pares de zapatos son los normales para una chica?”, digo.
“¡Uf!, así, a bote pronto, no sé…”, responde ella.
“No sé, ¿y si te digo diez?”, propongo mientras llamo al ascensor.
“¡Uy diez!, esos no son ni la mitad de la cuarta parte de los necesarios”, sonríe ella.
En el hall de la oficina. Alexandra y yo antes de entrar en el Departamento de Perfil Psicológico del FBI, Quantico, Virginia, United States of America.
“Bueno, ¿y cuántos pares de zapatos son los normales para una chica?”, digo.
“¡Uf!, así, a bote pronto, no sé…”, responde ella.
“No sé, ¿y si te digo diez?”, propongo mientras llamo al ascensor.
“¡Uy diez!, esos no son ni la mitad de la cuarta parte de los necesarios”, sonríe ella.
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