26 de noviembre de 2013

Reflexión sobre otras violencias de género


A luz saltan la muertes producidas por la violencia de género, pero en silencio quedan muchos más casos y en silencio quedan otros tipos de violencia entre y hacia las personas. Creo, sinceramente, como educador, que debemos lanzar una mirada sobre ellas y, además, intentar poner fin a todo eso... Apenas hablamos de la violencia sicológica que es, si me apuran y salvando las distancias, la más grave: los insultos, los menosprecios, la destrucción de la autoestima; todo ello suele ser el inicio de lo que vendrá después. Es complejo observar cómo adolescentes de 16 o 17 años sufren ese tipo de violencia por parte de los nuevos machistas que, atiendan, nacieron a partir de los años noventa del siglo XX: "¿Por qué te pones así?", ¿Por qué has quedado con tal o con cual a tomar un café?", "¿Por qué te has sentado junto a... en la cena?"; estas serían un prototipo de preguntas que desencadenan una discusión y, pese a la corta edad en experiencia vital, algún desgraciado golpe también. Muchas veces es un reflejo de lo que se ve en casa -lo he comprobado mientras he sido tutor en institutos-, pero otras no necesariamente y ahí es en donde la Educación debe poner su grano de arena.
 
Siempre he puesto como ejemplo que hay chicas jóvenes que fían el cambio de comportamiento al momento en que se dé el paso entre el noviazgo y la vida en pareja. Error: el maltratador, generalmente -salvo con ayuda especializada y debería confirmar eso con datos estadísticos-, no cambia. La única solución que le veo, por ahora, es darle al tipo la patada (que la chica corte y se aleje de él). Una relación de pareja, tengo para mí, consiste en apoyo mutuo y en la mutua confianza, en la férrea amistad que une a dos personas, en compartir los buenos y los malos momentos que la vida trae ya al azar; por ello, menospreciar a quien tienes al lado, insultar porque un pequeño error o fallo -que no paraliza el mundo, por supuesto- se ha producido y todo eso es un tipo de maltrato que no vemos tan fácilmente. Fuimos muchos los que dijimos hace años que muchos empezaban maltratando animales y luego daban el paso a maltratar al de al lado; por suerte, el Código Penal puso orden.
 
Pero insisto, me preocupa la violencia de género entre adolescentes porque creo que hemos educado a la gente en valores democráticos y algo debemos estar haciendo mal cuando la mentalidad de muchos quinceañeros vuelve a ser la misma del feudalismo, por escribir algo. Eres una mierda, Eres una puta, Eres una guarra, Eres una torpe -con sus variantes- dicho ante lo que una joven piensa, o viste, o dice, o sonríe, o baila o canta... es pura violencia. Alguna de esas frases se ha producido cuando un chico ha visto que una chica llevaba leggings, por seguir poniendo casos. Alguien me decía hoy mismo que hay que separar los celos de la violencia, pero es que los celos, además de ser otro problema de carácter psíquico, es uno de los ingredientes básicos de la violencia de género. En todo ello, además, los profesores tenemos mucho trabajo y los poderes públicos mucho más que conmemorar un día concreto: hay que trabajar todos los días. Omito por no extenderme que hay violencia al revés y que es lo mismo: la mujer que maltrata al hombre. Tolerancia cero.

1 comentario:

Carmen dijo...

Buenísimo, opino exactamente igual. Carmen