28 de enero de 2014

"La chica nueva"


Como siempre habías hecho. Primer día de clase y allí estaba ella: la nueva. Nunca antes la habías visto en ningún otro lado, en ninguna circunstancia, bajo ningún concepto ("Qué pequeño es el mundo; que una chica como esta esté justo ahora en un sitio como este", dices para tus adentros). Tras el verano volvías a retomar viejas inercias; es la mejor forma de sobrevivir en tiempos de la lluvia ácida. Ella allí y tú, como antes, vas y te fijas; la examinas, quieres memorizar su rostro hermoso; creas de ella un personaje de real-ficción a tu gusto (¿De dónde es? ¿Qué hace una mujer como ella en un lugar como este? ¿Cómo se llama?), todo eso que a ti te la presenta como una verdadera protagonista de cuento. En silencio, en secreto, con intensidad la vas observando en cada clase; como cuando eras un adolescente, sólo que ahora sabes mirar: sabes ver. Te vuelves tímido, te dan cierta cosa las intervenciones -antes no-; que no sea que piense que eres patético; con tus gestos, con tus miradas dices... Es cierto que son clases del dos mil y pico, pero tú juegas con la ventaja de conocer las del mil novecientos noventa y tantos; la ventaja de quien ya ha pasado por eso y, ahora, ya sabe cómo ver a la nueva, el juego de la emoción en cada clase, cada día, cada instante... allí. Es la nueva, una de esas personas que jamás te esperas por la vida, pero que aparece.

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