28 de noviembre de 2015

Claudia

A veces me pregunto por qué me lee; si acaso es porque lo que digo lo comparte o, únicamente, porque le gusta... No lo sé. La primera vez que la vi me pareció que decía mucho con su mirada, que sabe mirar mientras te habla -y eso que ya hace muchísimo que no la veo-. Después, cuando la sigues por alguna red social, descubres que tiene una sensibilidad especial para elegir los temas y, sobre todo, para subir sus fotos: siendo sincero, aparece en todas con un brillo especial, supongo que es fruto de su magnífica juventud, que queda lejos para otros. Alguna vez he pensado cuál fue la historia que le hizo acabar aquí, procediendo de otro país que yo aún no conozco; y hay otros momentos en que me pregunto si acabará o no allí, en Rumanía, o volará tan lejos que habrá un momento en que los que alguna vez nos hemos cruzado con ella no sepamos nada, e incluso Claudia se olvide de quienes fuimos en este lugar y en este tiempo. Hay personas que no sirven para materia lietaria y, sin embargo, ella daría para una novela entera: más por lo que desconocemos de ella que por lo sabido.

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