25 de junio de 2016

Ausencia

Ayer, al despertar; fue entonces, al despertar. La ausencia de su cuerpo cerca; su olor apenas queda en mis sábanas, poco más; ella no está cerca y hay cosas que el whatsapp no solventa, como su mirada pícara, como su forma de decirme las cosas, así. Recuerdo el primer instante, con timidez, tanteando, como todo el mundo, el primer beso. A veces, cuando las etapas se abren o se cierran o, simplemente, cuando llega el verano las cosas cambian, pero a mí los instantes me resultan eternidades. Las conversaciones, los paseos, nuestras comidas juntos... ese tipo de momentos que vivimos y que a veces un viaje, un cambio de destino, unas vacaciones cortan abriendo un paréntesis. Todos, todos hemos sentido ese vacío innegable, esa sensación extraña de faltarte algo. Y mucho más, sinceramente, cuando despiertas una mañana y su cuerpo no está ahí -no es necesario decirle 'duerme un rato más'-. Intentas hacerte el fuerte, pero te das cuenta de que el día va a ser largo y duro cuando encuentras su cepillo de dientes en el baño y recuerdas lo que te dijo aquel día: "todo empieza cuando traes el cepillo de dientes".

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