29 de julio de 2016

La era de la deconstrucción

Te levantas y estás frente a la era de la deconstrucción, delante de gente que piensa más en sí misma que en la generación a la que pertenece, ante el momentazo ego, como si un único ego fuera la medida de todas las cosas. El no como terapia: "no, contigo no"; "no al café"; "no al otro"; "no, sin mí no"; "no, por norma no". A algunos nos hierve la sangre, ¿sabes? "No, yo no voto"; "no, no me cobres el IVA", "no, yo no declaro". El país del no, de la incertidumbre y del bloqueo: que me levanto por la derecha: no a la Educación, no a la Sanidad, no a la dependencia; que me toca sacar el pie por la izquierda: no, sin mí no que molo más; no a fulanito ni a zutanito. Aquí el sí se lo lleva Pokemon, a ese sí. Abro la maleta y, doblados, siguen los problemas: paro, déficit, blindaje de la Educación y la Sanidad, de las pensiones, un plan de Turismo como alternativa económica, reforma industrial, inversión en infraestructuras; pendientes siguen el no a la corrupción y el no al fraude... ¿¡Quién nos iba a decir que en la era de la deconstrucción daríamos un paso atrás respecto de nuestros padres!? Nadie se quiere parecer a estadistas de antes, porque perdían elecciones, o la vida o la memoria después de grandes gestas y hasta leían y escribían y pensaban. Yo, , me... las únicas palabras latinas que se pronuncian con pasión; la negación absoluta de sociedad; la unanimidad del ombligo de uno. No quiero pensar en que si un alumno supende debe recuperar, pero si uno de los del yo o del no fracasa, ¿qué debemos pedirle? Es como que a un alumno le exigimos el inglés y al número dos le reímos los chistes sin gracia. Lo que digo, la era de la deconstrucción y cuando se destruye, madre mía cuando se destruye...

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