24 de octubre de 2011

"Camisetas verdes: defensa de la Educación"




España es un país que adolece de muchos defectos, muchos de ellos de siglos. No obstante, tiene algo encomiable: el sistema público educativo y el sistema público sanitario. Ahora, en 2011, ambos sistemas se ven en retroceso por aquello que se viene a denominar ‘recortes’ y que no son más que argumentos para poner en peligro la calidad de la enseñanza y, a medio plazo, harán que los logros que hemos de obtener estén mucho más lejanos.

Yo no defiendo la Educación Pública porque me lo pidan los sindicatos, tampoco respondo a consignas políticas; no soy sospechoso de antisistema ni pertenezco a grupo alguno que no esté dentro de la legislación vigente. Eso sí, siempre he estudiado en instituciones públicas hasta leer mi Tesis Doctoral. Y siempre he sido docente en centros públicos, a excepción de una estadía en 2002 en un College norteamericano. Al contrario que los asesores políticos, yo tengo por costumbre pensar por mí mismo: hasta el momento nadie me ha tenido que imponer posición alguna en casi ningún aspecto cotidiano.

Tampoco con esto pretendo ni quiero mover el voto de nadie en las próximas elecciones: allá cada cual con su conciencia electoral. Pero de lo que sí que voy a hablar es de la Educación Pública, que considero un pilar básico e importante de la sociedad española.

En España, desde Isabel II -habrá que recordar a Claudio Moyano- el objetivo social es que todo los niños del país estudien, y para ello era imprescindible institucionalizar la Educación, que pasa por la igualdad: es decir, que todos estudien en las mismas condiciones con las mismas oportunidades y, por ello, habrá que poner los medios al alcance de todos, colegios y profesores también. Durante la monarquía de Alfonso XIII los gobiernos liberales intentaron que parte del monopolio educativo que estaba en manos de instituciones religiosas cesase para ser el Estado el depositario de la Educación. Se creó, por tanto, el Ministerio de Instrucción Pública. Durante la II República se invirtió en la formación del profesorado, intentado que la capacitación de los docentes permitiera una educación más sólida. Por evolución social, bajo la dictadura se crean un gran número de colegios e institutos, se dispara el número de matriculados en las universidades -y de becas- y se crea la ley de 1970 que hablaba de la EGB y el BUP y el COU. Más tarde, con la democracia, al ministro Maravall, socialista, le hicieron una huelga enorme que permitió equiparar el salario del docente. Ahora, dicen los reinos de taifas que son las regiones, tocan los recortes.

Y dice esto de los recortes gente que -confesado en entrevistas- llevan a sus hijos a centros educativos privados, que merecen todo mi respeto en cuanto a libertad de elección pero que, entiendo yo, al ser centros privados está de más que una comunidad autónoma los subvencione. En este sentido, si se requiere que sea así, El Corte Inglés tendrá derecho a subvención pública, y el Real Madrid, y REPSOL. ¿O en una economía de mercado no puede intervenir el Estado en lo privado? Sigo reflexionando, por mí mismo.

Algunos periodistas faranduleros; esto es, aquellos que estudian para luego hacer méritos que los encumbren a los puestos políticos que les apetezca, salen a decir varias perlas como que sin interinos la calidad de enseñanza está garantizada, que los profesores en España no vestimos acorde o que el bilingüismo en España sólo existe en institutos de la Comunidad de Madrid. La respuesta es obvia: el interino es el que garantiza estabilidad metodológica, la vestimenta -basta verla- está en consonancia con cómo visten otros docentes europeos y bilingüismo, que yo sepa, ni es invento de la Comunidad de Madrid ni está desarrollado sólo allí: Andalucía, Castilla-La Mancha, Navarra, etc.

La Educación es una inversión, no un gasto. O como dijo aquel: si no haces colegios hoy, deberás hacer cárceles mañana. Los profesionales de la Educación Pública están titulados y capacitados pedagógicamente; han pasado una o varias oposiciones importantes; dedican más de 37,5 horas semanales a la docencia y formación permanente; gestionan un entramado educativo de calidad, con atenciones a la diversidad, etc., y han dado grandes beneficios a la sociedad. ¿O es que no resulta que los más importantes científicos e intelectuales españoles provienen de la Educación Pública? Y el futuro es la Educación Pública.

No pueden venir a gestionar y a decir lo que se dice quienes no conocen el sistema público educativo; quienes no escuchan a los profesores; quienes tampoco han entendido el sistema educativo privado norteamericano -en el que trabajé y no está organizado como se piensan- y quienes no han pisado en los últimos años los centros públicos españoles.

No, no me gustan esos recortes. Se está yendo demasiado lejos y hay que rectificar mediante negociación. Porque el cinturón no se lo aprietan nuestros próceres: sueldazos de más de 3000 euros, con su VISA y el móvil pagados por las instituciones regionales. Calculo que hacen falta, en tiempos de crisis, unos 50 millones de euros para pagar sueldos de quienes nos piden que nos apretemos el cinturón, que quienes han de educar o atender sanitariamente se queden en casa -si son interinos- que ellos invertirán en asuntos tan poco razonables como gastos de representación y protocolo.

1 comentario:

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

A petición del poeta Miguel Ángel Sánchez publico una carta suya que me ha hecho llegar:

Hola Paco. ¿Qué tal?


Una vez más, he de reiterarte mi apoyo a la enseñanza pública, más que nada, porque soy amante de la enseñanza en general, respetando la libertad, que cada cual desea o puede ejercer.


Pero si me lo permites...debido a la proliferación de amigos y conocidos solicitando apoyo y solidaridad al mundo de la educación...encuentro ciertas contradicciones en quien os defiende, los llamados agentes sociales. Ya que éstos últimos no nos han ayudado a los casi cinco millones de desempleados que se empezaron a sembrar allende hace tres años.


En otro orden de cosas, he de decirte, que para mi la educación es lo primero. Se puede vivir sin comer un día, pero no, sin tocar y besar un libro cada día en su frente. Esto que te digo parece de personas apasionadas de Úbeda, de un andaluz o alguien de metáfora exagerada, pero lo digo tal y como lo siento. Tal y como lo pienso.


Por último decirte, que en la situación actual en la que nos encontramos deberíamos intentar solucionar primero lo más urgente las capas sociales que peor están. Personas que recurren a comedores sociales porque están desamparadas o/y cada vez más necesitadas. Personas pasando calamidades económicas de máxima gravedad. Yo los llamo los nadies. Aquellos que rebuscan en los cubos de la basura. (Y no todos son enfermos mentales como se dice para lavar nuestra conciencia).


Una vez solucionado dicho objetivo social, a la par, podemos caminar vosotros profesores, y personas como quien ahora te escribe del ámbito social y otros muchos colectivos en situación cada vez más calamitosa. Juntos todos a una y no sólo tratando de salvar por colectivos nuestro pellejo.


Lo dicho Paco. Como gran profesor que fuiste, es y serás, tengo la osadía de manifestarte mi más sincera, humilde y respetuosa opinión. Te apoyo. Os apoyo. Pero quiero que sepas y sepáis que no sois los únicos que estáis en situación complicada.


Quien te escribe sin ir más lejos cada vez está mejor formado y experimentado y tiene que llevar la casa, los deberes de mi Ángela, la compra, la limpieza, un nuevo curso al que me he apuntado y Voluntariado en un centro de mayores de animación a la lectura. Todo ello sin cobrar un sólo euro.


De no ser por motivación y porque creo en mi mismo como persona hace tiempo que sería un naufrago profesional. Pero aún creo en los grandes valores de la humanidad y la educación es la puerta por la que se entra para contemplar dicha joya resplandeciente. En una de dichas puertas está tu aula. ¡Te felicito. Os felicito! Pero no debemos olvidar que rozar la hambruna nos debilita para la lectura de los grandes escritos de la dulce morada de Delibes y habitantes como Los Santos Inocentes.


Un abrazo de quien bien te aprecia. Miguel Ángel.