1 de mayo de 2012

"El paso de peatones de un mundo agobiante"


Esa gente que cruza los pasos de peatones a toda velocidad, pegados al móvil y al iphone, que se chocan contigo y entre sí mismos me sacan de quicio: todos ellos vestidos igual, como si fueran a una fiesta o a un funeral; ejecutivos de toda clase y de todas las corporaciones anegando los pasos de peatones de Times Square o de cualquier otra arteria, porque son los mismos en todas partes. Esa gente infeliz que sólo sabe hacer infelices a los demás con sus malas noticias por carta o por e-mail; gente que únicamente sabe escalar posiciones derrotando a los demás, compitiendo sin perdón contra sus compañeros, sacando la pasta del dolor y del sufrimiento de los demás. Y tú, un simple escritor, un hombre de letras, con el periódico arrugado bajo el brazo y un vaso de café hirviendo intentas procesar sus caras. Alguna vez me he parado a pensar que la vida de esta gente es automática, que viven solamente para los números y para sus corporaciones, que no leen y que sus sentimientos son de plástico. Ayer coincidí con una ejecutiva en el Starbucks y deduje que debía tener treinta años, que llevaba camuflados bajo el maquillaje; el traje de chaqueta negro le hacía un buen culo, cierto, pero la envejecía. Su compañero estaba completamente calvo y se pasó el desayuno hablando en clave económica (ahora entiendo por qué nos han llevado a la ruina). Estoy seguro que hace semanas que no comen un plato de cuchara ni hacen el amor con su pareja ni han ido al cine o, siquiera, han visto una mala serie de televisión. Ese es el mundo que anhelan ellos y los políticos que nos endorsan para el futuro, salvo que les plantemos cara. Aún hay gente como la adolescente de ahí enfrente que cree que lo prohibido es fumar un cigarrillo a escondidas o saltarse la clase de Historia del profesor McCallahan. Espero que mi coche aún sea capaz de dirigirme a un mundo rural alejado de ese paso de peatones pernicioso para nuestra salud.

2 comentarios:

warry74 dijo...

Permíteme recomendarte un libro que a mí me hizo pensar:
El bolígrafo de gel verde, de Eloy Moreno. Un escritor un tanto aventurero e inusual, lo digo por la manera que tuvo de publicar este su primer libro.
Si lo quieres en formato EPUB te lo puedo pasar por Email. En el Corte Ingles de Albacete lo venden como "rosquillas".
Un saludo.

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

¡Ey! Gracias... lo tengo en casa; me lo regalaron por mi último cumpleaños y ciertamente aún no lo he leído. Muchas gracias por la recomendación