7 de noviembre de 2013

Los imparciales, vencidos...


Me sorprende, al hilo del cierre de una televisión autonómica, que en las tertulias de otros canales hablen de la parcialidad informativa de los políticos a través de algunos medios (léase, esencialmente, esos cotos particulares que son las televisiones autonómicas). ¿Alguien conoce a algún político de hoy que sea imparcial? Yo no y he conocido a unos cuantos de todas las ideologías que existen en España; por definición, nadie oirá a un político reconocer que él o su partido han hecho algo mal. Lo verdaderamente peligroso para la democracia y para el artículo 20 de la Constitución de 1978 son esos 'profesionales' que, tras pasar unos años por la Facultad de Ciencias de la Información, son en sus medios meros portavoces del gobierno de turno. Así nos ha ido. A ver, dos ejemplos: en determinada región han puesto de director general de la televisión autonómica a un señor que no sabe situar en el mapa la región que debe reflejar en su medio; más aún, llegó prometiendo un cambio ("menos toros y menos pelis del Oeste") y, efectivamente, ese cambio ha sido cuantitativo: todas las tardes toros y, si se tercia, porque da tiempo, a John Wayne pegando tiros. Claro está que en los informativos la percepción de su realidad es, cuanto menos, vanguardista. No voy a poner ejemplo de esto último, ya que como dicen en esa tierra -que yo sí conozco bien- ¿pa qué? Otrosí, el señor director de un medio nacional, que para defender la oportunidad de su medio lo sitúa concretamente en una ideología fija, en una confesión religiosa concreta y en un régimen de Estado puntual. El primer día de Facultad enseñan (o enseñaban, no sé ahora mismo) que la información debe ser veraz, inmediata e... imparcial. Los filólogos tenemos una relación con el periodismo algo así como la de alguien con su amante (es tu pareja sin serlo exactamente) y en su día don Fernando Lázaro Carreter, nada menos, daba clase de Lengua Española en la Facultad de Ciencias de la Comunicación y en la Escuela Oficial de Periodismo, lo cual ha desaparecido por decisión política y de ahí esas aberraciones que se leen hasta en los indicadores de la televisión: hace poco vi en un canal nacional un mapa de España en que se leía Estremadura; sí, sí, que la x es muy pornográfica, pensarían.