26 de diciembre de 2013

"Un cuento de Navidad"


Exijamos lo imposible.
París, mayo de 1968.
 
Lo imposible. Por estos días las palabras, con aderezos de alcohol, se llenan de propósitos de enmienda, de sueños llenos de fecha de caducidad. Algún beso pretende ser, en su brevedad y con sabor pasión, la esencia de algo más, que quedará en nada (cuando despiertes te darás cuenta de que metiste la pata). Has pensado siempre que cada uno debe ser como es, porque los cambios son siempre en una mínima esencia (y tú, como eres de letras, no sabes medir esa mínima expresión). Los ciclos de la vida van con uno mismo, con la forma de mirar, con la intensidad de amar, con la deferencia del saber estar (quien sepa estar, claro está); con el empuje de ser consciente de que la vida en un paso tras otro cada día (una mirada, una sonrisa, un gesto, un beso cuyo amor debería no extinguirse en el recuerdo de los dos que se lo dan; siempre que, claro esté, se crea en que el amor existe, que va a ser que no...); o con el salir a la calle y dar la mano a todo el mundo sin distinción. Tú siempre has pensado que la impostura de querer ser mejores sólo por un día tiene una esencia que se va tan pronto como viene y... sin embargo, todos albergamos como niños la esperanza de que todo cambie: ¿acaso no está lleno de esperanza ese beso que diste a quien otros días pretendes olvidar en lo más profundo? ¿Acaso no cree la gente que su nuevo ciclo empieza en el 2014 y será ahí cuando se case, tenga el hijo, encuentre el trabajo o viaje a-no-sé-qué-parte del mundo por fin? ¿Acaso no es ahora cuando siembras los recursos que más o menos hacia el verano darán sus frutos? (o no, todo el mundo dice dejar de fumar, de comer chocolate o de pagar a Hacienda y sólo le dura hasta febrero) . En ese fondo que no vemos, somos niños, porque nunca hemos dejado de creer en la suerte, o la fortuna, o los milagros o lo que sea (yo qué sé, el Horóscopo mismo): sabemos que es puro teatro, pero queremos el final feliz... Y quien diga que no, miente. El 2 de enero nos daremos cuenta de que seguimos siendo los mismos y, aunque pensemos que es un fracaso, es toda una victoria.

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