2 de enero de 2014

"Colateral"


Empieza el año y decido contar algo útil -los trapos sucios de la Nochevieja-; marco un número, detrás del cual alguien descuelga al tercer tono: "Pe..., esperaba tu llamada; no tengo mucho qué contarte", me dice el interlocutor. "No me jodas, que no te tengo ahí para que te calles... Dime algo sobre la Nochevieja madrileña, por ejemplo", respondo, sabiendo que ha estado de guardia en su unidad y que más que datos reales se apoyará en estadísticas. Resopla; sabe que me tiene que cantar hasta la primera canción que oyó en su vida: "imagínate, una chica francesa de veintitantos muerta por sobredosis de heroína; poca cosa...", dice el psicólogo y sociólogo. "Para eso, con poner el telediario me sobra, tío; venga y suelta...", le insisto. "¿Quieres saber cuántas parejas rompen en Nochevieja en una ciudad como Madrid?", pregunta lentamente. En eso ya empieza a haber algo; una historia, tema con profundidad: es sabido que los filólogos son primos hermanos de los periodistas. "Suelta", le pido. Y de ello me entero que aproximadamente ciento cuarenta parejas -de cada mil- rompen esa noche; unas trescientas personas le ponen los cuernos a base de bien a sus respectivos; la venta de anticonceptivos se triplica; seis de cada diez cuñados se lanzan puyas más que directas cenando en casa de los suegros; una de cada tres fiestas no cumple la normativa -esto me lo figuraba; tampoco me hace ilusión saberlo-; se rompen ciento dos mil vasos y tres de cada cuatro hielos de los cubatas nunca llega a derretirse del todo antes de que su bebedor haya pedido la siguiente: esto último ha sido el preámbulo para soltarme que ocho de cada diez españoles se emborrachan después de la una -dudo si ya antes también-. "Bueno, ¿esto sólo es así en Madrid?", insisto. "En una gran ciudad, son estadísticas de trabajo; que como sabes por tu experiencia... se cierran a mediados de mes", responde. La poesía, que algo sirve aunque no sea ciencia estadística, dice también que esa noche la proporción de llantos es ser similar a la de la gente que se besa y que la televisión dice que nacen menos niños de los que realmente nacen, así como pasa olímpicamente de informar que también se muere gente. Habla y habla de las intervenciones de las emergencias, las toneladas de basuras, de ciertas fiestas de postín en las que...; y hasta maneja hipótesis sobre cuántos billetes y monedas pierde la gente en la calle o en fiestas (el equivalente a ciento dos mil euros, more or less). "Oye, y tú... ¿a quién le mandaste el primer mensaje del año 2014?", me pregunta ahora él. Me despido y lo dejo con la duda: eso no es colateral.

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