12 de octubre de 2015

Una sonrisa habitual

Todos los días, frente a frente, o en la distancia del recuerdo, está su sonrisa presente; como aquel flash primero, el de la vez primera en que la vi; ahí, frente a mí. Una sonrisa que dice, con la mirada, mientras ella va y viene; mientras se sirve un café o me sirve a mí un café: su verdad a medias, sin saberlo todo de ella, adivinándolo todo a través del silencio, de la conjetura, de las frases a medias, de las suposiciones... Una sonrisa con mucho misterio detrás: apenas unas escasas pinceladas y lo demás lo pongo yo, que para eso escribo la historia. Ella es, será, quien yo suponga: descripción física y psicológica, además de lo que veo y de lo que sé de ella. Y lo que veo, sinceramente, me gusta: inspira confianza, tranquilidad... así como fue, con la sencillez de una tarde, en busca de un café, en busca de un idioma y ahí andaba ella, como esperando, como si la escena hubiese sido preparada para el teatro y se hubiese levantado el telón. Ahí estaba, sí, su sonrisa habitual que, a veces, se me pierde si no se ve.

3 comentarios:

Mercedes Campos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mercedes Campos dijo...

Y es que a veces el imaginar y rellenar tú los huecos es mucho más interesante que conocer a la persona que tienes frente a ti. Dejas que sea quien tú quieras que sea; al profundizar se convierte en uno más de todos esos seres reales de este universo, tan humanos, que pierden esa divinidad que otorgamos a quienes imaginamos...

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

Estoy de acuerdo... :-)