24 de marzo de 2016

La música de sus ojos


La mañana era ya fría; creo que, incluso, sería por el final del verano. Subía las escaleras y allí la vi; tan sólo entonces un tímido saludo, con solvencia. El concierto era de piano -pongamos por caso- y ella se sentó, sola, en un extremo de la sala. Su mirada y su sonrisa se dirigían hacia mí de vez en vez; pensé entonces que me conocía, que me había visto antes... El intérprete fue anotando la melodía con tímida delicadeza; éramos pocos en aquel auditorio. De pronto, comenzó a cantar All of me y ella no dejaba de mirarme. Me dije que lo haría por haber visto mi foto en la contraportada de un libro, o en el periódico, no sé. Cuando aquello concluyó nos sirvieron un vino magnífico: saludos, planes ('a ver si te veo'; 'tengo que comentarte algo, llámame mañana', cosas así), en ese plan de los periodistas, escritores y demás bohemios. Ella se acercó y me dijo su nombre, de origen griego creo y yo únicamente acerté a decirle "sabes que tienes música en los ojos". Sonrió y esa sonrisa me acompaña desde entonces. 

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