9 de agosto de 2016

Yo te conozco...

Una mañana de bochorno veraniego, en un supermercado de una pequeña ciudad de provincias que ni siquiera es el lugar en donde vives... Al entrar en el sitio te sonríe una hermosa chica joven, cuya rostro te suena de algo, pero en ese momento el flash de la visión te impide recordar exactamente de dónde y de qué. Llevas en mente, eso sí, recuerdos de idas y venidas, de ausencias... y la lista de la compra, breve, ligero de equipaje, que no se trata de cargar como si fueses a casa. Estantería por estantería: tomate, aceite, conservas, mil y una clases de chocolate y de salsas... La joven se acerca a coger algo que parece un dulce, te mira, sonríe: "Yo me acuerdo de ti, fuiste mi profe de Lengua en primero de Bachillerato". Sí, algún resorte interno me dice que sí, que efectivamente fui su profe aquel año y en aquella clase de un Instituto más o menos nuevo de un pueblo de provincias, sí. Al llegar a casa, con ese regusto positivo que deja que se acuerden de uno, me voy a la agenda de aquel tiempo y allí está ella, en aquella foto dni que nos daban, sonriente, con los ojos vivos e inteligentes de la mañana del supermercado; ha cambiado, obviamente, para mejor, sin duda. Miro sus calificaciones y aprobó, lo cual aumenta mi recuerdo. Un 'yo te conozco' que nunca viene mal para no olvidar quién eres.

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