15 de enero de 2017

El teléfono móvil

Aquel día salí del lugar pensativo: las palabras que reivindicaban el derecho a consultar el móvil en un centro educativo (pese a las restricciones que marca la ley) habían sido muy bien escogidas, quizás un argumento que venía pensado de casa, o que había sido consultado desde el móvil. Porque, claro, es evidente que si tú estás frente a frente con alguien, explicando algo importante para su vida personal o quizás hablando de algo que cae en un examen, eso, sinceramente, puede ser ignorado por la respuesta a un whatsapp que lleva un meme de broma. Y digo que salí pensativo porque en ese caso todo el mundo tiene derecho a usar en cualquier momento del día (cien veces, en plan adicción... o más) su teléfono móvil (pese a las restricciones que marca la ley), sin importar dónde estés ni con quien estés. Vamos a suponer que a un cirujano cardiovascular le llega un whatsapp en mitad de una operación a corazón abierto, a vida o muerte para el paciente: ¿por qué no iba a responderlo y, mientras, dejar al paciente olvidado como si la intervención tuviese más importancia que responder un meme? Digo yo... igual antes está el derecho a usar el móvil que el deber de salvar la vida del paciente. Supongamos que te han robado el móvil, con todos tus datos, tus fotos, tus contactos y, rápidamente, vas a Comisaría: ¿por qué razón el policía no tiene derecho a ignorarte si le llega un whatsapp y quiere responderlo? Es más, imagina que vas en un avión y al piloto, en el momento de aterrizar y de estar en conexión con la torre de control, le llega un whatsapp de su hija con una duda sobre sus deberes: ¿por qué no tiene derecho a olvidarse del avión y contestar a su hija? Estoy convencido de que todo el mundo ha pensado que esos trabajadores (profesor, cirujano, agente de policía, piloto) no pueden usar el móvil en sus horas de trabajo, porque tienen una obligación, una responsabilidad con los demás; sin embargo, es como si el que está al otro lado tuviera el derecho a todo (incluso a lo que no hay derecho) porque vive en un país libre, en el que unos deben asumir la ley tajantemente y otros saltarla. El mismo absurdo que tener delante a la persona que te gusta y no decirle nada (face to face) y, sin embargo, escribir un mensaje sin mirar a los ojos: ¿le darás un beso también por whatsapp? Esto de creerse más que nadie es como cuando erupciona un volcán: tras los días de llamas, vienen los días de humos.

3 comentarios:

victoriafol dijo...

Quizás no respondemos porque tenemos más educación que ellos...y hay que enseñarles y practicar con el ejemplo.
Vivimos en una sociedad q todo es para antes de ayer,vamos estresados y sino estamos en contacto de manera constante con nuestro entorno parece nos falta algo (quizás un tornillo)

encarnisabina dijo...

Muy bueno! me ha encantado.

Besos por blogger y ya te mandaré alguno por guasap

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

Gracias :-)