22 de junio de 2012

"Esperarla"


A Alejandra A., por nuestros años de Facultad.


Dos días cargados de tensión y un café vespertino por en medio: me estoy reseteando por voluntad propia. Dicen los sabios más ancianos que la sabiduría popular te habla por boca de otros y eso mismo me ha sucedido a mí a la hora del café, a la intempestiva hora del café de hoy. Mientras andan los trabajos y los días aparecen y desaparecen fantasmas, propios de estos tiempos tan inciertos y tumultuosos; sin nada más que rascar, sin nada menos que esperar. Hablábamos de mí y de la otra persona y en el intermedio de mil cosas ("las mujeres somos así", he oído decir en referencia a un constante cambiar de tema). Hay cosas que no suelo decir, que se me quedan dentro; es la potestad de la edad adulta o es mi forma de ser, vaya usted a saber. De pronto, una conversación que gira sobre alguien ausente y siento la necesidad de desnudar las pasiones y los sentimientos, sean cuales fueren porque en esta vida nada hay claro. Ya se sabe: "¿tú le has dicho?", "¿ella sabe?", "que no te importe que...", "alguien como tú no se puede venir abajo...". En esa línea, en ese estilo y en ese tono. De repente me lanza una pregunta que me hace reflexionar: "¿la esperarías lo que haga falta?"

Recuerdo que Alejandra (¿dónde estás, Alejandra?) y yo fuimos a ver El amor en los tiempos del cólera, basada en la novela de Gabriel García Márquez; por aquella época en que Alejandra y yo éramos uña y carne; los socios que fuimos en aquel tiempo que ya no volverá o sí, no depende de mí. El protagonista espera toda una vida... por aquel tiempo Alejandra me hizo la misma pregunta y le respondí: "jamás esperaría a una mujer toda una vida", y me quedé tan tranquilo. Supongo que hoy el paso del tiempo, quién sea esa mujer, si ella quiere o no quiere que la espere, todos esos factores... Esta tarde me ha devuelto a la realidad con esa misma pregunta y la respuesta es algo distinta:

"¿A ella?, no lo sé...". Un 'no lo sé' que estremece.


(Y a Belén, para que no tenga nunca que responder a esa pregunta. A Esther, Alexandra y la fotógrafa por sus consejos de estos días... y a la destinataria de la respuesta de esa pregunta que queda a medio responder)

1 comentario:

M. dijo...

Ya ves, nunca digas nunca.
Sí, ójala no tenga que responder yo nunca.
Muchas gracias, me ha gustado :)

M.